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Preguntas Frecuentes
Más abajo encontrarás las respuestas a algunas de las preguntas frecuentes sobre depresión.
En la sección Consigue Ayuda de ifightdepression.com (en la parte inferior de esta página) encontrarás información general sobre cómo contactar con algunos centros de salud mental de tu zona.
No siempre. Coloquialmente, decimos que estamos "deprimidos" cuando estamos estresados o tristes por las cosas que nos van sucediendo, sin que esto implique una condición médica.
Nuestro estado de ánimo cambia por lo general, en relación a los acontecimientos que van sucediendo, y por lo general oscila entre estar ligeramente triste y estar ligeramente feliz. Si tienes depresión, tu estado de ánimo durante la mayoría del tiempo está por debajo de tu estado de ánimo habitual. Para realizar el diagnóstico de depresión clínica, ciertos síntomas deben estar presentes durante un período de al menos dos semanas: estado de ánimo deprimido, pérdida de interés o placer, y disminución del deseo o energía en términos generales.
La depresión tiene múltiples causas: una combinación de factores psicológicos, biológicos y sociales contribuyen al desarrollo de la depresión. Factores de riesgo biológicos incluyen la herencia genética, el sistema inmune, las hormonas y los neurotransmisores. Ciertas características de la personalidad también pueden constituir un "factor de riesgo". Patrones de pensamiento negativos o baja autoestima pueden jugar un papel importante. A pesar de que una persona puede identificar un evento específico como el detonante de la depresión, las causas subyacentes son a menudo diversas y complejas.
Si una persona experimenta un estado de ánimo deprimido la mayor parte del tiempo, no tiene energía o ha perdido el interés en hacer las cosas que normalmente eran agradables para él o ella, podrían ser síntomas indicadores de depresión. Además, hay otros síntomas que pueden variar de un individuo a otro, tales como problemas de sueño, cambios en el apetito con cambios en el peso, problemas de concentración, pérdida de energía o pérdida de interés sexual. También, pensamientos sobre el suicidio pueden estar presentes.
La vulnerabilidad a la depresión puede ser heredada genéticamente. Sin embargo, el hecho de ser genéticamente vulnerable no significa que la depresión se desarrollará de forma automática, ya que los acontecimientos vitales también desempeñan un papel importante. Los genes no son el único factor importante, pero el riesgo de depresión es mayor si hay un historial familiar de depresión o enfermedad mental.
Como miembro de la familia o amigo de alguien que ha sido diagnosticado con depresión, es importante estar dispuesto a escuchar. Dar el primer paso para hablar abiertamente acerca de la depresión puede ser difícil tanto para la persona que experimenta la depresión como para ti, pero es un paso clave hacia la recuperación. Además de escuchar empáticamente, trata de fomentar y facilitar la ayuda profesional. A menudo es útil cuando los familiares piden una cita y acompañan a una persona que esta deprimida, ya que puede ocurrir que les resulte muy difícil programar una visita con el médico por sí solos. Para una persona con diagnóstico de depresión, los familiares son muy importantes: pueden ayudar con cosas de la vida diaria, apoyar el tratamiento, y hacerles sentir que son importantes. Es importante transmitir el mensaje "Estoy aquí para ti".
Cuidar a una persona con una enfermedad puede ser exigente, así que asegúrate de cuidar de ti mismo también, intenta mantener tus aficiones regulares y actividades de ocio y busca apoyo adicional si sientes la necesidad.
Sí, pueden. Los niños y adolescentes pueden desarrollar un trastorno depresivo, que a menudo es más difícil de reconocer que en los adultos. La pubertad puede ser un momento de muchos cambios emocionales y puede ser un posible desencadenante de la depresión. Si ves que una persona joven está triste, abatido, resignado y sin esperanza, o tal vez irritable con cambios de comportamiento, y se aísla de los demás, es importante contactar con un profesional de salud mental adecuado, por ejemplo, un psiquiatra de niños y adolescentes (infanto-juvenil).
Sí, este tipo de depresión existe. Los síntomas del "trastorno afectivo estacional" son un poco diferentes de la depresión típica: a menudo hay un aumento del apetito (más necesidad de comer hidratos de carbono, como pastas, arroz, pan, patatas) y dormir mucho más. Este tipo de depresión se ha relacionado de manera fiable con la falta de luz durante los meses de invierno. La terapia de luz, los antidepresivos y la psicoterapia son opciones de tratamiento muy eficaces. Además, el ejercicio físico regular, como las caminatas u otras actividades al aire libre (por ejemplo, para hacer footing o ciclismo) puede ayudar a prevenir o superar la baja. Pero no hay que olvidar: no es raro que se sienta menos enérgico y un poco más lento cuando los días se hacen más cortos y el clima es frío. Es importante que hables con tu médico si sospechas que sufres de este tipo de depresión.
En general, un empleador no tiene derecho a solicitar información sobre el diagnóstico de los empleados, sin importar si la enfermedad podría afectar a la persona en su trabajo. Dependiendo de cada caso, sin embargo, podría ser útil involucrar a tu empleador, por ejemplo para discutir medidas potencialmente útiles, tales como la reestructuración del lugar de trabajo, el proceso de reinserción laboral o el contacto con el departamento de recursos humanos. Tu médico o terapeuta, trabajadores sociales, familiares u otras personas afectadas te pueden ayudar a decidir si prefieres informar a tu empleador, pero esto, en última instancia, depende de lo que tú creas más conveniente.
Por lo general, un único episodio depresivo es tratado con éxito. Después del tratamiento inicial de los síntomas, el foco se centra en la prevención de otro episodio depresivo. Desafortunadamente, no hay garantías de que no habrá más episodios en el futuro, aunque algunas personas experimentan un único episodio depresivo en toda su vida.
Hay tres tipos principales de tratamiento (1) medicamentos, (2) tratamiento psicológico, y (3) intervenciones psico-sociales. Existe una clara evidencia de que estos tratamientos funcionan mejor en combinación que por sí solos.
En general, la depresión puede ser tratada con medicamentos como los antidepresivos (tales como inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) o los tricíclicos) y la psicoterapia (como la terapia cognitivo-conductual o terapia psicodinámica). Los antidepresivos son a menudo el primer pilar del tratamiento, teniendo en cuenta su eficacia, aceptabilidad, coste y accesibilidad. En algunos casos, los tratamientos adicionales pueden ser utilizados, como la actividad física, la terapia de luz, las técnicas de relajación, terapia ocupacional o terapia electroconvulsiva.
Como primer paso, es importante que hables con tu médico de familia y programes una visita. Tu médico de familia puede ayudar a identificar tus necesidades y te guiará para acceder a los tratamientos apropiados. Si no te sientes seguro, habla con un amigo cercano o miembro de la familia para que puedan ayudarte a hablar con un profesional.
Una vez evaluada tu situación, el médico de familia podría derivarte o aconsejarte que consultes a un especialista en salud mental con formación médica o psicológica, como un psiquiatra o un psicólogo.
En España, la seguridad social cubre las visitas al médico de familia de forma gratuita, mientras que una visita privada tiene un coste de alrededor de 80€.
En el sistema público podrá acceder también a visitas con el psiquiatra o psicólogo clínico, pero usualmente necesitará que su médico de familia le haga una derivación. Es frecuente que haya largas listas de espera para visitarse con este tipo de especialistas. Un psicólogo en el ámbito privado suele cobrar unos 50-60€ por visita. También puede consultar en centros de formación donde hay psicólogos que trabajan de forma honoraria.
Aparte de los antidepresivos, la psicoterapia es otro pilar importante del tratamiento de la depresión. En los casos más leves de la depresión, la psicoterapia puede ser utilizada como único tratamiento. La psicoterapia es menos accesible y más cara, ya que depende de la disponibilidad de profesionales altamente capacitados por un periodo de tiempo considerable.
Es importante asegurarse de que los profesionales están calificados y acreditados. La terapia cognitivo-conductual y algunas formas de terapia psicodinámica, por ejemplo la terapia interpersonal, han demostrado ser eficaces para el tratamiento de la depresión. En el caso de la terapia cognitivo-conductual implica, por ejemplo, aprender a estructurar el día y planificar actividades agradables, a identificar pensamientos automáticos negativos y algunas otras técnicas. La terapia interpersonal implica la identificación de los problemas que surgen con gente relevante para la persona y la comprensión de las causas y efectos de estos problemas.
Los medicamentos para el tratamiento de la depresión se llaman antidepresivos y son uno de los pilares fundamentales del tratamiento para la depresión.
La mayoría de los medicamentos utilizados para tratar la depresión tienen un efecto sobre los neurotransmisores, como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina, en áreas diana del cerebro.
Los antidepresivos también pueden ayudar a las personas con nerviosismo o ansiedad. Otros medicamentos se pueden utilizar en combinación con los primeros. Por esta razón, es importante que hables con tu médico y otros proveedores de salud (como los farmacéuticos) acerca de los medicamentos que tomas.
Toda medicación tiene un impacto diferente y es por eso que es muy importante consultar con un especialista. Por ejemplo, la hierba de San Juan es un ISRS natural y no debe utilizarse en combinación con medicamentos antidepresivos farmacéuticos. También hay evidencia de que esta hierba no debe tomarse en combinación con medicamentos contra el VIH, los medicamentos como la warfarina, algunos medicamentos para el corazón, anticonvulsivos que se usan en el tratamiento de la epilepsia, la píldora anticonceptiva y tratamientos para la migraña.
Además de su médico de familia, puede consultar con especialistas en salud mental con formación médica o psicológica, tales como psiquiatras y psicólogos clínicos. Además, puede preguntarle a su médico de familia acerca de servicios de apoyo adicionales.
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Los familiares y compañeros de trabajo o amigos pueden animar a la persona afectada a visitar a su médico de familia o para buscar tratamiento especializado; pueden ayudar a la persona a pedir la cita y pueden acompañarlos. Las personas que sufren depresión pueden contactar con su médico, tal como lo harían si padecieran cualquier otro tipo de enfermedad. Este médico puede ser el médico de familia o un especialista, como un psiquiatra o psicólogo clínico. Ver a un especialista es especialmente importante cuando los síntomas depresivos no mejoran después de varias semanas de tratamiento.
Cuando el médico te prescribe un medicamento debes asegurarte que entiendes por qué lo hace. Si no estás seguro de qué medicamentos se te han recetado, debes hablar con tu médico. Los medicamentos pueden ser recetados para ayudar a las personas con síntomas de depresión a mejorarse y prevenir futuros episodios. Por lo general, en casos de depresión se prescriben antidepresivos, pero también pueden necesitarse otros tipos de medicamentos.
Cuando estás deprimido ocurren cambios en el funcionamiento del sistema nervioso central y la medicación ayuda a restablecer el equilibrio perdido. Es similar a cuando las personas toman medicamentos para otros problemas de salud, como el asma o la diabetes.
Los medicamentos para tratar la depresión pueden ayudar a la gente a volver a sus actividades normales como ir al trabajo o a la escuela, volver a pasar tiempo con amigos, o hacer deporte.
Antes de empezar la medicación, es bueno hablar de cómo te sientes al respecto y de lo que esperas que suceda con el tratamiento. Tu médico de familia puede ayudarte a tomar la decisión de empezar con la medicación u otras opciones de tratamiento.
Es importante que establezcas con tu médico un plan claro sobre la frecuencia y la forma en que tomarás el medicamento y programar una visita para ver cómo te encuentras antes de empezar a tomarlo. Si empiezas con la medicación es importante tener el seguimiento adecuado.
Tu médico de familia también te alertará sobre la posibilidad de experimentar efectos secundarios, que pueden ocurrir antes de que los síntomas de la depresión comiencen a mejorar. Debes tener en cuenta que no todo el mundo tiene efectos secundarios. Además, tu médico podrá decirte qué hacer si los experimentas.
Los medicamentos para la depresión por lo general no funcionan de inmediato, sino que lo hacen gradualmente. Tu médico podrá explicarte esto con más detalle.
Una vez que empieces con la medicación deberás programar visitas para que tu médico valore como te sienta el medicamento. Si el medicamento causa efectos secundarios inaceptables o no funciona después de varias semanas, tu médico de familia podría cambiar la dosis o el tipo de medicamento, o puede sugerir otros tratamientos.
No, este es un mito común. Los antidepresivos no son adictivos. Estabilizan el estado de ánimo de los pacientes deprimidos, pero no aumentan la felicidad o dan una sensación de "estar demasiado bien" en las personas sanas. Detener la medicación gradualmente (cuando tu médico lo recomiende) es fácil si se hace en días o semanas y no es imposible de lograr.
Tu médico y otros profesionales de la salud, tales como los farmacéuticos tienen la formación y experiencia con este tipo de medicamentos. Si tienes preguntas o inquietudes acerca de tus medicamentos, puedes dirigirte a estas personas.
Para poder decir si la medicación está funcionando, debes conocer para qué se utiliza el medicamento. La mejor manera de comprobar si la medicación está funcionando es, antes de empezar a tomarla, planificar la revisión de síntomas, efectos secundarios y actividades que vas experimentando. Generalmente, si la medicación está funcionando, notarás que tus síntomas empiezan a mejorar y que vuelves a tus actividades diarias. La rapidez con la que los síntomas mejoran puede depender del tipo de síntomas que tienes y su gravedad. En el tratamiento de la depresión con antidepresivos, normalmente los síntomas empiezan a mejorar pasadas de 2 a 6 semanas, y la remisión de los síntomas suele producirse pasadas de 8 a 12 semanas tras empezar el tratamiento.
Es muy importante que hables con tu médico de familia acerca de cómo saber si estás mejorando o si, por el contrario, te sientes igual o incluso peor durante la fase de tratamiento.
No es raro que una persona deba probar más de un medicamento hasta encontrar el que mejor le funcione. Esto ocurre también con otras enfermedades, no sólo con la depresión. A priori, es difícil saber qué medicamento será el más adecuado para la persona. Hay muchos tipos diferentes de antidepresivos utilizados para tratar la depresión, por lo que si uno no funciona, otro tipo puede ser recomendado y puede resultar más adecuado.
A veces, tu médico de familia puede recomendarte que continúes tomando la medicación antidepresiva durante un período prolongado. Muchas personas con depresión toman medicamentos antidepresivos durante mucho tiempo y tienen vidas largas y saludables.
El tiempo que tengas que tomar el medicamento dependerá de varios factores. Tu médico de familia tendrá en cuenta el tipo de síntomas y tipo de depresión que tienes con el fin de evaluar cuánto tiempo debes tomar la medicación. Para algunas personas con trastornos depresivos, los síntomas han causado diversos problemas en sus vidas o les han impedido hacer las cosas que normalmente les gusta hacer. En estos casos, es probable que el médico recomiende tomar la medicación durante más tiempo.
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